La artista trajo su Tour Adagio en una única presentación a la ciudad de Caracas
Como toda una diva de la ópera la artista se presentó ante los venezolanos (Roberto Rodríguez M.)
ROBERTO RODRÍGUEZ M. | VER EL UNIVERSAL
sábado 6 de noviembre de 2010 12:00 AM
Quien esperaba una fiesta nocturna a ritmo de los sonidos techno de Mónica Naranjo en la terraza del CCCT, no fue que se llevó una decepción, pero sí una buena sorpresa.
La esperada presentación de la artista española de 36 años logró una convocatoria moderada pero absolutamente entregada, que coreó cada una de las canciones desde las primeras notas.
La propuesta que la artista trajo a Venezuela, como parte de su Tour Adagio, quizás resultó extraña a algunos, en parte por la versión sinfónica de los todos los temas y también por los aspectos teatrales involucrados en la puesta.
Que la artista no emitiera palabra alguna hasta más allá de la mitad del concierto fue algo que sin duda los asistentes no asimilaron del todo bien, y aún así, mostraron un ferviente fanatismo cuando finalmente llegaron las palabras de la artista ibérica.
Clara en el dominio absoluto que tiene sobre sus seguidores, se tomó la libertad de bromear con ellos durante ese momento. Los gritos y "te amo" no cesaban, ante lo que Mónica dijo "sois terribles, sois unos gamberros, dejádme hablar a mí".
Aparte de los agradecimientos a su equipo, los presentes y sus músicos venezolanos invitados a la gala, la Naranjo también aprovechó para adelantar sobre lo que será su próximo proyecto profesional.
"Ya cerramos esta gira porque tenemos dos años con ella y debemos ponernos a trabajar en eso, sólo os puedo adelantar que tiene que ver con las sorpresas que esconde el mar", dijo socarronamente.
La intérprete se mostró más sobria que de costumbre en su look, y auque no faltaron los brillos, las pestañas postizas y postizos (ni en ella ni en algunos de sus fans), despertó el mismo furor que la ha convertido en un ícono de la movida gay hispana.
De hecho, la abultada presencia de miembros de "la comunidad", como ella misma los definió, mantuvo toda la noche el ánimo del encuentro y celebró con creces la mención especial que la artista hiciera a que no importaba la manera en la que se amara mientras esa fuera la meta.
Conocedora de tu territorio, abrazó con gusto una bandera multicolor - dos pabellones, de hecho, en momentos distintos- con lo que logró las ovaciones más intesas de la noche de parte los asistentes..
De lo más arrollador a lo más sublime, Naranjo se paseó con desparpajo por sus siete producciones discográficas y y jugó maravillosamente con el fantástico instrumento que es su voz, echando mano de recusos operáticos, de la copla y el pop, en una fusión que ella maneja mejor que nadie.
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