11/07/2010 Pacho Rodríguez . Cortesía de Diario de León
Diva del pop, intérprete épica... Se dijeron tantas cosas, e intentaron tantas definiciones, cuando Mónica Naranjo, en realidad, era el futuro de un pasado clásico. Una infancia entre solfeos, pianos y profesores de canto. Y una familia, incluida bisabuela, cargada de sensibilidad ante las grandes artes, de generación en generación, que a ella le llegaron como un regalo en forma de vocación. Quería ser artista.
Pero su irrupción, a partir de aquel éxito mexicano, fue todo un impacto pop, con imagen de pelo en dos colores, y una potencia vocal que la convirtieron en estrella artística, mediática y artífice de muchos de los números 1 de la última era dorada del mundo discográfico. Lo suyo era llenar pistas de baile y cantar de manera excelente.
La emblemática Tú y yo volvemos al amor o Desátame son buena prueba de esa apuesta arrolladora, que llenaba de emoción los escenarios y monopolizaba su propia vida hasta que el cuerpo no aguantó más. Fue el año del crack emocional de Mónica Naranjo, cuando ya no soportó más la tensión de disco, gira, conciertos, entrevistas, siempre con prisa y sin pausa. Y se tuvo que retirar. Esa ruptura se produjo porque la artista catalana, nacida en Figueras, no quería ser una artista producto de factoría que no antepusiera el arte a los resultados.
Pero como era artista tenía que volver, porque eso no se quita. Y aquí está de plena actualidad con Adagio Tour, una gira que ya lleva año y medio de éxito. Con la colaboración de músicos de escuela clásica que permiten una interpretación más serena y dirigida al disfrute de todos los sentidos. Y el próximo sábado, en el León Arena, se podrá degustar esta suculenta propuesta. Porque si es Mónica Naranjo ha de ser algo que peque de exceso como virtud. Ahí donde su gran voz se la juega con un planteamiento mitad clásico, mitad contemporáneo. Por tanto, una diva de ahora.
-”Aunque lo mejor es ir a su concierto, ¿se puede explicar este espectáculo?
-”La promo es un poco más lioso, pero merece la pena porque los conciertos son como el deleite del fin de semana. Podría decirte que no es una comedia musical, pero sí, una obra. Algo muy particular y muy bonito. En realidad, en Adagio se cuenta una historia que, finalmente, es la de cada uno de nosotros. Nace mos, crecemos, queremos salir a investigar que hay por ahí, por el mundo, y luego queremos volver al inicio, como volver con nuestra madre.
-”¿Y en qué parte del proceso está usted después de esa retirada necesaria?
-”Después de tanto tiempo, lo que tenía claro era que si volvía era para hacer lo que necesitaba en cada momento. Necesito que me dejen hacer lo que quiera.
-”¿Qué pasó para que la situación llegara a un límite en el que no soportó más? ¿Cuál era ese límite?
-”Mi límite fue que mis nervios no podían más. No era cuestión de éxito sí o éxito no. Palabra de mujer fue un éxito sonado en ventas. Podía haber sido fácil repetir la fórmula. Pero un artista tiene la obligación de esforzarse. Pensar en su propia carrera y en lo que quiere. Yo había dejado de pensar en mi misma.
-”Volvió en momento peliagudo. Con la crisis a punto de estallar. ¿Con qué se encontró?
-”Con una situación en la que pienso que sobrevivirán los más fuertes. La gente, no obstante, está muy cansada de escuchar siempre lo mismo. Yo soy público, compro discos, y me pasa lo mismo.
-”Por cierto, ¿qué tal conecta con el público?
-”Conecto bastante bien con el público. Porque se trata de dar y recibir sentimientos. A mi, una persona culta, pero que no sienta, no me interesa. Te puedo contar la anécdota de que en cada concierto siempre hay alguien que viene y me regala un libro. Y son sobre sentimientos. Y es que de mis conciertos se llevan algo parecido.
-”¿Algo así como autoayuda?
-”Es una canalización. Soy una persona con mucha energía. Para lo malo y para lo bueno. Puede que haya algo de terapéutico. Mis conciertos pueden ser también una sesión de psico.
-”Usted ha recibido en alguna ocasión el varapalo de la prensa de la telebasura. ¿Eso cómo se lleva?
-”Cuando decidí dedicarme a esto tuve claro que había que tener bien sujeta la autoestima. Porque siempre se dice de todo. Forma parte del trabajo. Lo importante es saber dónde se va y qué se es. No hay que entrar en ciertas cosas. Mi vida es muy aburrida.
-”Presente usted misma lo que vamos a ver en León-¦
-”La puesta en escena es completamente distinta a lo que había hecho. Es una vuelta a mis raíces, a mi formación, es volver al teatro. Cuando lancé la idea pensaron que me había vuelto local. Pero ahí está, llevamos casi dos años de gira y está gustando en todos los sitios. De mi formación clásica se sabía bien poco.
-”¿Cómo fue el engranaje de un espectáculo en el que da cabida a una orquesta sinfónica?
-”El primer día de ensayo fue extraño. Creo que los músicos, ahora compañeros, pensaban: ¡pero si esta es la tía del pelo de dos colores! Pero tirando todos de la manta, nos entendimos a la perfección. En el concierto, hay momentos en que la gente se suelta el pelo, se ríe, y otros-¦ llévate un pañuelo.
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