viernes, 5 de octubre de 2012

Mónica Naranjo comenta el videoclip 'Make You Rock'




En Make You Rock se trata el relevo generacional. Los padres nos preocupamos por nuestros hijos, pensamos en qué es mejor para ellos y, muchas veces, nos ponemos pesados. Es fácil olvidarse que también nosotros fuimos jóvenes y rebeldes. La vida nos ha enseñado a domesticar ese impulso, sin que sintamos traicionar unos valores que nos acompañan siempre. No nos damos cuenta que cambiamos con los años y nos hacemos pragmáticos. Creemos que seguimos siendo igual de soñadores, pero es evidente que algo hemos aprendido por el camino. Nuestros hijos son los que nos delatan. Son ellos los que dicen “¡si tú no eras así!”.

Make You Rock es, en cierto sentido, el reproche que hacemos a nuestros padres cuando nos sermonean, cuando nos educan en unas directrices que ellos mismos incumplían cuando eran jóvenes. Yo soy hija y madre al mismo tiempo. Puedo entender perfectamente esta contradicción.

El videoclip de Make You Rock no intenta reflejar estrictamente el tono recriminatorio de la letra de la canción. La canción está más focalizada en la protesta, en plantar cara al exceso de paternalismo, que olvida que ser joven conlleva cometer errores y aprender de ellos. El vídeo es más ambiguo. Aunque comparta el mismo espíritu revulsivo, es más conciliador. En él vemos ese mismo reproche hacia la figura de la madre que nos alecciona, pero también admitimos su amor. Llegamos de nuevo a la madre para reconocerle que no le faltaba razón.

Me apetecía hacer algo especial. No quería aparecer de nuevo espléndida como si fuera a una fiesta. Pensaba en algo raro y dramático. Visualmente, Make You Rock es muy dramática y cruda. Prácticamente, es un vídeo en blanco y negro, aunque se grabó en color. Es el paso de la inocencia inmaculada al lado oscuro de la vida, a las malas experiencias que finalmente rechazamos, para intentar recuperar la luz de nuevo. Hacemos cosas que creemos que nos gustan, porque necesitamos experimentarlas, para darnos cuenta después que muchas de ellas sólo nos aportan cicatrices.

Recordamos la niña que hemos sido, la que nada tenía que temer cuando comenzó a vivir. Como adultos, podemos vernos atrapados por las cosas que hemos elegido voluntariamente, pero no nos satisfacen. En mi caso, el mundo de la música está siempre presente. En muchas ocasiones, he reconocido mis discrepancias respecto a cómo se desarrolla esto. Cómo la creatividad y la pasión son vampirizadas en un negocio que poco tiene ya que ver con el arte de los músicos y la emoción de la gente que los escucha.

Nos rebelamos para liberarnos de esta presión negativa, para desenmascararla, en una lucha que no es nada fácil, porque supone rechazar gran parte de lo que hemos elegido ser. Y, al final del camino, aunque nos cueste trabajo reconocerlo, regresamos a casa para abrazar a nuestra madre.

Las referencias musicales en el vídeo son evidentes. Los speakers en los pechos, por ejemplo, hacen una referencia común a la música y también a la madre, cuando en la mayoría de los videoclips de hoy en día los pechos parecen dirigidos a los hombres. Los cables, las conexiones y los fluidos están ahí en la misma línea, pero no queremos dar una interpretación literal de cada símbolo. En mi cabeza todo eso tiene un sentido coherente, hago una lectura particular de cada detalle, pero me la reservo. Hacemos estas cosas para estimular a la gente, dejarle disfrutar la música y las imágenes, sintiéndose libre de interpretarlas como desee.

Mónica Naranjo

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