jueves, 14 de enero de 2010

El público verá a la Mónica Naranjo de "Adagio" como un personaje más frágil, no tan agresivo ni altivo BY NOTICIAS DE GUIPUZKOA



Mónica Naranjo ha decidido reinventarse con su último proyecto, 'Adagio', donde repasa los éxitos de su carrera junto a una orquesta sinfónica. Mañana protagonizará un concierto a las 21.00 horas en el Kursaal junto a 25 músicos, ocho coristas y ella misma como "arma de ejecución"

Juan g. andrés - Jueves, 14 de Enero de 2010 - Fuente: Noticias de Guipuzkoa.

DONOSTIA. Con casi 20 años de carrera a sus espaldas, la artista catalana comenzó el tour de Adagio en mayo de 2009. Ahora presenta la segunda parte de la gira que continuará hasta marzo, fecha en la que tiene previsto saltar el charco para volver a actuar en América. En Adagio, Naranjo reinterpreta sus éxitos acompañada por un conjunto sinfónico dirigido por Pepe Herrero, que presta su batuta a la denominada Orquesta Sinfónica de Cine de Madrid, en cuyas secciones de cuerda, viento, madera, metal y percusión militan músicos de prestigiosas agrupaciones de corte clásico.

¿Cómo definiría "Adagio"?

No es una actuación al uso, no es una presentación, no es el típico concierto que he hecho antes. Es algo más. Es una comedia musical, es un concepto, una obra teatral musical. Mi público está habituado, sobre todo desde Tarántula, a lo alternativo, y ahora hemos pasado a lo sinfónico, a lo clásico… Porque un concierto con una orquesta sinfónica es más bien un concierto lírico.

¿Encaja en la etiqueta de ópera rock?

No es una opera rock, más bien es un concierto de música sinfónica…

Pero es la vez en que Mónica Naranjo, diva del pop, está más cerca de ser una diva de la ópera.

No, no, no... La ópera es una vertiente para los cantantes de verdad… Son palabras mayores y sería una falta de respeto por mi parte decir una barbaridad así. Es una evolución más. Vengo del clásico, mi formación ha sido clásica. Los artistas, después de tantos años de recorrido, tenemos la obligación de seguir evolucionando. Todo avanza tan rápido que cada vez sé menos. Pero todos los días intento sorprenderme a mí misma, forzarme, ponerme ante el piano y aprender algo nuevo. Eso es lo difícil en este trabajo, porque lo sencillo es sentarte y que te lo den todo hecho, dar al público más de lo mismo… Yo para eso me quedo en casa.

¿Y cómo fue el proceso de traducir sus canciones al lenguaje sinfónico? ¿Son reconocibles sus temas de siempre?

Aparte de ser reconocibles al cien por cien, no hemos modificado mucho la estructura y la armonía de los temas. Lo que sí hemos hecho es dar más intensidad a la obra.

¿Qué fue lo que le motivó a embarcarse en el proyecto?

Cuando terminé el tour de Tarántula sentí que no quería hacer conciertos en espacios grandes otra vez. Me apetecía más volver al teatro, volver a aprender. Porque el teatro es el lugar donde más se aprende y donde más desnudo está un artista.

¿Encontrará una Mónica Naranjo muy diferente el público que vaya a ver "Adagio"?

Encontrará un personaje muy frágil, no tan agresivo ni altivo como a veces parece en los fragmentos de algunas canciones. La obra tiene, además, un fuerte componente audiovisual. Detrás de mí hay una pantalla que proyecta imágenes que cuentan la historia de una marioneta llamada Alma que representa la vida y la muerte. Alma es el concepto es un cortometraje rodado expresamente para el espectáculo y también hay otros vídeos que refuerzan aún más la historia.

¿Cuánto hay de montaje teatral y cuánto de música en "Adagio"?

Fifty fifty… Está muy bien equilibrado y estructurado, porque el director musical es un tío muy sensible que se ha dedicado siempre a estudiar temas emocionales. Estos puntos están muy bien escogidos, cuando hay que reír uno se ríe, cuando hay que emocionarse, se emociona y aplaude…

Dice que el espectáculo está repleto de emociones, pero en realidad su música siempre fue muy emocional…

Pero trabajar en el terreno de la música clásica con las personas que componen una orquesta, no se puede comparar con una biblioteca informática de sonidos. La mano humana se nota, no hay color. Además, viajar con una sinfónica en los tiempos que corren es un lujo, casi es como trabajar por amor al arte. No compensa económicamente, pero soy de quienes piensan: "Que me quiten lo bailao". Prefiero morir con la sensación de satisfacción que estar siempre pensando en llenar las arcas, que es una gilipollez tremenda porque al final, me voy a morir como todos. El arte dejó de ser arte el día en que se convirtió en negocio, pero vivimos de ello cuatro privilegiados.

Después de pasar varios años alejada de los escenarios y tras su exitoso retorno, ¿diría que está en su mejor momento?

Me prometí volver para hacer lo que quisiera, y el actual es uno de los momentos más bonitos y más gratificantes de mi carrera. La gente me pregunta si eché de menos la música cuando estuve retirada. La respuesta es que no, para nada. Terminé tan harta que lo último que quería ver era un micrófono. No lo echaba de menos y el retiro me sirvió para saber ser autosuficiente y no depender emocionalmente de un escenario para estar viva, sino de mi familia, que es mi principal pilar.

¿Y cómo se siente ahora?

Ha valido la pena regresar… Espero seguir haciendo las cosas a este ritmo más pausado para recordar cada momento. Porque durante años estuve trabajando día y noche, y hoy es el día en que hay instantes que no recuerdo. La vida se tiene que vivir a sorbitos, y no hay que querer abarcarlo todo y sentir que la vida se te escapa.

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