Mónica Naranjo dedicó su actuación del pasado sábado en el Coliseo a un joven fan que sufre una grave enfermedad que le impidió asistir al recital.
«Desde que tiene uso de razón, es un fan incondicional de Mónica Naranjo, tiene datos de toda su vida, todos sus box, cedés y pósteres. Estas Navidades, su única petición para Reyes era un calendario con una foto de Mónica en cada mes. Cumplido el encargo en una imprenta, me gustaría hacerle un último regalo, algo especial». Con estas palabras explicaba Iago Patiño al director del Coliseo, Javier Rodríguez, la devoción que su hijo Jon siente por la cantante catalana, y que podría ser igual a la de otros miles de fans.
Sin embargo, la situación de este joven es bastante diferente, porque sufre una extraña enfermedad denominada síndrome feto-alcohol, que se traduce en un grupo de defectos congénitos físicos y mentales causados en el feto por una mujer que toma mucho alcohol durante el embarazo. La esperanza de vida de estas personas es de unos 30 años, aunque la situación de Jon Patiño es mucho más complicada, y a sus 24 años acaba de ser operado y no le resta mucho tiempo de vida.
A pesar de saber que esto podría pasar, esta circunstancia no fue ningún obstáculo para que Iago Patiño y su mujer, María Gallego, adoptasen a Jon cuando tenía 9 años de edad y le ofrecieran una nueva vida, al igual que hicieron con sus otros dos hermanos, que también fueron adoptados y que sufren algún tipo de discapacidad. Durante estos últimos 15 años, Jon se ha desarrollado como un chico normal, ha sacado el graduado escolar, estudió jardinería y consiguió un trabajo, hasta que su enfermedad empezó a impedírselo.
Petición
De hecho, el estado avanzado de su dolencia no le permitía asistir el sábado al concierto que Mónica Naranjo ofrecía en el Coliseo, y por eso su familia pidió al director del recinto que hiciese todo lo posible por conseguir que la cantante le dedicase una canción o unas palabras. Fue entonces cuando Javier Rodríguez se puso en contacto con el representante de la artista catalana y le explicó todos los detalles de la situación, al mismo tiempo que le aportaba información sobre la veracidad de la historia, puesto que muchas veces hay fans que hacen lo que sea por conseguir acercarse a su ídolo. Finalmente, el sábado por la tarde, la cantante daba su permiso para que la hermana de Jon, Erika, pudiera llegar al Coliseo y grabar la actuación.
«Era un manojo de nervios, estaba supernerviosa y a punto de llorar», explicaba ayer Javier Rodríguez, que acompañó a la joven en todo momento para que se pudiera acercar al escenario y grabar la actuación; sobre todo, en el momento en el que Mónica Naranjo agradeció el aplauso del público coruñés y le dedicó ese concierto tan especial a Jon Patiño. Su familia no puede estar más agradecida «por hacer que mi hijo esté feliz. Hace meses que no sonreía, y gracias a lo del sábado pude verlo sonreír».
Ana Lorenzo 20/4/2010 LA VOZ DE GALICIA
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